Sólo se ve bien con el corazón, lo esencial es invisible a los ojos.




viernes, 26 de agosto de 2011

Libros.

Acabo de terminar de leer "El Cuaderno de Maya", de Isabel Allende.

Quizá sea porque siempre he estado muy unida a mis abuelos,(Lelo y Yaya) o porque la muerte de mi abuelo también me afectó mucho al ser la primera muerte que tuve cercana de verdad, el caso es que me ha gustado mucho.

La relación que describe Maya con sus abuelos, con su Popo en este caso y su Nini, tan bien escrita, tan dulce...me ha encantado.

Hace poco que ha sido el cumpleaños de mi Lelo y ésto también es para él.

Recuerdo las mañanas de verano que pasábamos juntos,me llevaba siempre al garaje donde guardaba el coche,un Renault 5 azul marino,que no utilizaba nada más que un rato para darle un paseo por Madrid.

Recuerdo que era un poco protestón e iba acordándose de casi todos los demás conductores que iban circulando a su lado si le hacían alguna pirula.

Luego de vuelta al garaje y a casa donde mi Yaya estaba esperándonos con la comida lista.

Le recuerdo siempre sentado en la silla de la mesa de comedor (no tenían la parte de salón con sofá y mesita baja,entonces) y con la radio puesta, siempre escuchando los informativos y,cómo no, el fútbol, al Real Madrid de sus amores!!!, aunque hacía años que no podía ir al campo a verlos, murió siendo socio del Madrid y tan orgulloso que estaba !!!!.

Era muy precavido y no consentía en soltarme de la mano siempre que estábamos en la calle.

Sigo acordándome de ti,Lelo,Te Quiero.

Todo esto ha hecho que hoy traiga algunos fragmentos del Cuaderno de Maya hasta aquí, el blog de mis hijas, para que ellas lo lean cuando sean mayores.



-¿Tienes miedo, Popo?- le pregunté.

- No, pero tengo pena, Maya. Quisiera vivir veinte años más con ustedes- me contestó.

-¿Qué habrá al otro lado, Popo? ¿Crees que hay vida después de la muerte?

- Es una posibilidad, pero no está probado.

-Tampoco está probada la existencia de tu planeta y bien que crees en él- le rebatí y él se rió, complacido.

-Tienes razón, Maya. Es absurdo creer sólo en lo que se puede probar.

-¿Te acuerdas cuando me llevaste al observatorio a ver un cometa, Popo?. Esa noche vi a Dios. No había luna, el cielo estaba negro y lleno de diamantes y cuando miré por el telescopio distinguí claramente la cola del cometa.

- Hielo seco, amoníaco, metano, hierro, magnesio y ...

- Era un velo de novia y detrás estaba Dios- le aseguré.

-¿Cómo era?- me preguntó.

- Como una telaraña luminosa, Popo. Todo lo que existe está conectado por los hilos de esa telaraña. No puedo explicártelo. Cuando te mueras vas a viajar como el cometa y yo iré prendida de tu cola.

- Seremos polvo sideral.

-¡Ay, Popo!

- No llores, niña, porque me haces llorar a mí también y después empieza a llorar tu Nini y no acabaremos nunca de consolarnos.

-¡Me juraste que nunca te ibas a morir, Popo!

- No, Maya, te dije que siempre estaría contigo y pienso cumplir mi promesa. Prométeme que siempre te vas a querer a ti misma como te quiero yo.

En sus últimos días sólo podía tragar unas cucharaditas de yogur y sorbos de agua. Casi no hablaba, pero tampoco se quejaba; pasaba las horas flotando en una duermevela de morfina, aferrado a la mano de su mujer o la mía. Dudo que supiera adonde estaba, pero sabía que nos amaba.





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