Sólo se ve bien con el corazón, lo esencial es invisible a los ojos.




martes, 18 de agosto de 2009

Felicidades lelo !!!


A mi abuelo aquel día lo vi distinto.

Tenía la mirada enfocada en lo distante... casi ausente. Pienso ahora que tal vez presentía que ese era el último día de su vida.

Me aproximé y le dije: "¡Buen día, abuelo!". Y él extendió su silencio.




Me senté junto a su sillón y luego de un misterioso instante, exclamó:



"¡Hoy es día de inventario, hijo!".



"¿Inventario?" (pregunté sorprendido).



"Si. ¡El inventario de las cosas perdidas!"

Me contestó con cierta energía y no sé si con tristeza o alegría.

Y prosiguió:


"Del lugar de donde yo vengo, las montañas quiebran el cielo como monstruosas presencias constantes.

Siempre tuve deseos de escalar la más alta. Nunca lo hice, no tuve el tiempo ni la voluntad suficientes para sobreponerme a mi inercia existencial.

Recuerdo también, aquélla chica que amé en silencio por cuatro años; hasta que un día se marchó del pueblo, sin yo saberlo.

¿Sabes algo?. También estuve a punto de estudiar ingeniería, pero mis padres no pudieron pagarme los estudios.

Además, el trabajo en la carpintería de mi padre no me permitía viajar.


¡Tantas cosas no concluidas, tantos amores no declarados, tantas oportunidades perdidas!". Luego, su mirada se hundió aun más en el vacío y se le humedecieron sus ojos.

Y continuó: "En los treinta años que estuve casado con tu abuela, creo que sólo cuatro o cinco veces le dije -te amo-".


Después de un breve silencio, regresó de su viaje mental y mirándome a los ojos me dijo:

"Este es mi inventario de cosas perdidas, la revisión de mi vida. A mí ya no me sirve. ¡A ti sí!.

Te lo dejo como regalo para que puedas hacer tu inventario a tiempo".

Y luego, con cierta alegría en el rostro, continuó con entusiasmo y me dijo:



"¿Sabes qué he descubierto en estos días?".

"¿Qué, abuelo?", respondí.

Aguardó unos segundos y no contestó, solo me interrogó nuevamente: "¿Cuál es el pecado más grave en la vida de un hombre?".

La pregunta me sorprendió y sólo atiné a decir, con inseguridad: "No lo había pensado".


Supongo que matar a otros seres humanos, odiar al prójimo y desearle el mal. ¿Tener malos pensamientos, tal vez?".

Su cara reflejaba negativa.

Me miró intensamente, como remarcando el momento y en tono grave y firme me señaló:


"El pecado más grave en la vida de un ser humano es el pecado por omisión.
Y lo más doloroso es descubrir las cosas perdidas sin tener tiempo para encontrarlas y recuperarlas".

Al día siguiente regresé temprano a casa, luego del entierro del abuelo, para realizar en forma urgente mi propio "inventario" de las cosas perdidas...



Hoy es el cumpleaños del abuelo, de nuestro lelo, el bisaluelo de Iara y Noa, el único bisaluelo que han conocido, Iara durante sus 3 primeros años, Noa durante algo más de 3 meses.


Iara aún le recuerda, le ve en fotos y me pregunta por él, la verdad es que he tenido que cerrar los álbunes a veces cuando me pregunta porque se me saltan las lágrimas.


Me pregunta por él, me dice que dónde está, yo le digo que ahora vive en el cielo y que desde allí nos ve y que está muy contento con lo grandísima que ella se está haciendo y lo guapa que está.

Iara está empezando a preguntarme por la muerte, ella sabe que a las personas, cuando mueren, ya no las vemos más y me dice que es que ella no se quiere morir... que ella no quiere vivir en el cielo sino aquí con nosotros... porque el cielo le da susto...


Yo le digo que ella es muy pequeña y que las personas se mueren cuando ya son como el abuelo, mayores y viejitas y que entonces ya están cansados de vivir aquí, con nosotros, y quieren vivir en el cielo que seguro se vive mejor...pero no se queda muy convencida la mujer...



El lelo era introvertido, había vivido la guerra en el lado de los rojos, la guerra civil le marcó, supongo que como a todo el que luchó en ella.

Era una persona muy hogareña, no le gustaba salir de su casa, ni viajar, ni ir de vacaciones, en eso era opuesto a la yaya que es una persona mucho más sociable, abierta y andorrera que él.


Felicidades lelo, te seguimos recordando siempre.





Aquí la última foto familiar que tengo con el lelo, celebrábamos el tercer cumpleaños de Iara, Noa ya estaba también en la barriga de mamá.






Un beso hasta el cielo.

7 comentarios:

El Tito Sami dijo...

Hola Lelo, quería felicitarte en el día de tu cumpleaños, y decirte que me acuerdo mucho de ti.

Sí, ya sé que a ti no te gustaba demasiado que te llamásemos “Lelo”, porque siempre decías que un lelo era un tonto, un gilipollas, porque aunque sabías de sobra que no te lo llamábamos por eso, tú siempre tenías que protestar por todo.

Hace ya un tiempo que nos dejaste, y guardo un montón de recuerdos de ti. Siempre te recuerdo sentado en tu sillón, metiéndote con todos los tontos que salen en televisión. Protestabas mucho, pero a nosotros nos querías un montón. Sabes que yo también te quería mucho, y que me gustaba escucharte las historias de la guerra y las historias de tu infancia. A tu lado aprendí muchas cosas. Me enseñaste un montón.

Te gustaba cuando iba a tu casa a comer albóndigas, siempre decías que un día me iban a sentar mal porque comía mucho, pero sé que te alegraba tenerme allí comiendo junto a ti y la Yaya. A mí también me gustaba mucho.

Los primeros recuerdos que tengo de ti son de cuando yo era pequeño. Mamá y Papá se iban al teatro y nos dejaban en tu casa a los tres, a Sonia, a Raúl y a mí. Yo me ponía a dibujar, y tú estabas siempre sentado enfrente. Nos dabais de cenar y nos acostabais, y siempre al día siguiente, cuando me levantaba, te encontraba sentado en tu silla fumándote un cigarrillo negro, y entonces la Yaya nos hacía unas tostadas, te acuerdas? Y desayunábamos todos juntos. A veces me llevabas contigo hasta el garaje donde guardabas el coche, y después volvíamos a casa a comer, hasta que Mamá y Papá venían a por nosotros. Crecí siempre muy cerca de ti y de la Yaya, por eso siempre tuve mucha confianza con los dos.

Me gustaría que no existiese la muerte, y que siguieras aquí con nosotros. Me tenías que ver ahora, Lelo, tú que siempre te metías conmigo porque no tenía novia y me decías que a ver si es que era mariquita… pues mira Lelo, la vida me ha hecho un regalo maravilloso y tengo a mi lado a la niña más bonita del mundo, se llama Susana y me quiere mucho, tanto como yo a ella. Mi mayor pesar es que no la hayas conocido, aunque estoy seguro que ya la has visto desde el cielo y que estás feliz de verme feliz a mí.

Hace poco nos casamos, fue un día muy bonito. Estuvimos todos. Te eché en falta Lelo, pero sé que desde el cielo estuviste con nosotros y te pusiste muy elegante, con traje y corbata, y brindaste con todos nosotros y le contaste a todo el cielo que ese día se casaba tu nieto.

Aquí te recordamos mucho, al menos yo, y estoy seguro que todos. Sé que últimamente hacías un esfuerzo por salir de casa para estar con nosotros cuando era el cumpleaños de alguno de nosotros, o en Navidad, porque eras mayor y lo que te apetecía era estar en tu casa tranquilo, sentado en tu sillón. Y aunque siempre decías que ya no ibas a ir a más eventos familiares, al final hacías un esfuerzo y estabas con nosotros, porque éramos los tuyos.

El Tito Sami dijo...

Lo que más me duele es que el día de tu muerte no llegué a tiempo de despedirme de ti. Aquel día me llamó Mamá por la mañana temprano y, cuando sonó el teléfono, supe que algo malo pasaba. Descolgué con miedo y Mamá me dijo que, aunque aún estabas vivo, ya no te ibas a despertar nunca más. Que los médicos habían dicho que quedaba poco para que se parara tu corazón. Te juro, abuelo, que me di toda la prisa que pude. Cuando llegué al hospital y fui a verte, salía tu hijo y por el pasillo me dijo que te acababas de morir. Me puse a llorar y entré corriendo a verte, y te di un beso con todo mi amor y cariño. Te quería, y te quiero, mucho.

Tú ya sabías que se acercaba el final, me lo dijiste muy poquitos días antes de morir, un día que fui a tu casa a comer. “Me queda menos…” y esa frase tuya se me clavó para siempre.

Pero no quiero ponerte triste, Lelo. Hoy es el día de tu cumpleaños y lo que realmente importa es que te disfruté mucho mientras estuviste con nosotros.

El recuerdo que tengo de ti es eterno, y eso no lo puede cambiar la muerte.

MUCHAS FELICIDADES DE TU NIETO, sé que tengo que pasar a verte un día pero no quiero ponerme triste y llorar frente a tu tumba. Pero sí, un día tengo que ir a verte y hablamos un ratito y te cuento cómo estamos todos, vale?

Un beso con todo mi amor, Lelo, hasta el cielo donde tú estás.


PD- “Donde estáis vosotros nosotros estuvimos, donde estamos nosotros vosotros estaréis”

Sonia dijo...

Gracias Sami por tus palabras a nuestro lelo, esta mañana en el trabajo ya lo vi pero no quise leerlo porque sabía lo que me iba a pasar y decidí leerlo tranquilamente en casa.
Es cierto lo que cuentas, los 3 estuvimos muy cerca del lelo y la yaya siempre.
Yo aún un poquito más de la yaya, ya sabes que pasé muchos días con ellos yo sola cuando en verano me iba una semana a pasarla a su casa y cuando empecé a trabajar me pasaba el mes que no tenía vacaciones y vosotros estábais en Nava con ellos viviendo.
Ya sabemos que al lelo le gustaba protestar por todo pero también sabemos que nos queria un montón, igual que nosotros a él.
Yo le recuerdo mucho también, ya sé que es ley de vida pero duele igual.
Lelo, es cierto lo que te cuenta Sami, tenías que verle lo feliz que está, parece otro, yo sé que tú has tenido algo que ver en todo eso ¿verdad? que desde el cielo has hecho que ellos dos se encontrasen y sean así de felices como son ahora.
Susana es una persona maravillosa, sé que quiere a Sami mucho y eso es lo más importante para hacerle feliz, es una pena que no la hayas conocido porque no hubieras podido ponerla ninguna pega ... de verdad, es un encanto de niña, bueno supongo que ya la ves desde arriba y además ya sabes como es tu nieto para haberse decidido a casarse, vamos que Susana tiene algo especial seguro para haberle enamorado así.
Nada más, Sami Gracias, Lelo Te queremos siempre.

La Nona dijo...

Hola, papá,

Ya sabes que yo no soy de escribir mucho, pero hoy que estoy en casa tranquila te diré algo que creo que no te dije mucho: “Papá, te quiero mucho”.

Aunque yo no soy de demostrar mucho mis sentimientos, te diré que cuanto más pasa el tiempo desde que nos dejaste, más me acuerdo de ti, sobre todo por la noche, cuando estoy más tranquila.

Ya sabes que regañábamos mucho, porque siempre queríamos los dos llevar razón, pero nunca llegaba la sangre al río.

Me acuerdo mucho, cuando el domingo 9 de septiembre, ingresaste en el hospital y estuve contigo. Todavía estabas protestando, porque querías agua y no te la daban y lo último que me dijiste fue que te dejara dinero para comprar agua, pero la doctora dijo que no podías beber.

La verdad es que nos fuimos a casa convencidos de que al día siguiente te darían el alta, porque la doctora nos dijo que te dejaban en observación, pero que desde que ingresaste habías evolucionado muy bien, así que te dimos un beso y nos fuimos. Yo no sabía que era el último beso que te daba en vida.

Al día siguiente, a las 8 de la mañana, nos llamaron del Hospital para que fuéramos porque habías empeorado un poco y el doctor quería hablar con nosotros.

Cuando llegamos y pasamos a verte, ya estabas mal, con el oxígeno bombeando y los electros puestos. Cuando vino el médico, con bastante tacto, nos dijo que te quedaba poco de vida porque habías tenido un fallo multiorgánico y ya no tenías ni tensión. Yo le dije que te habíamos dejado por la noche bien y no me podía creer lo que me estaba diciendo. Él dijo que por la noche habías tenido un fallo grande, que te habían reanimado, pero que ya no tenías tensión y el corazón se iba parando poco a poco hasta que se parara del todo. Le pregunté cuánto podías durar y me dijo que poco, porque sin tensión no se podía vivir mucho, unas 3 horas. Y efectivamente así fue. Nos dijo que nos quedáramos contigo hasta el final.

Mamá, que había pasado conmigo, te dio un beso, se despidió de ti y salimos a la sala de espera con el nono. Desde allí, llamé a tu hijo y a mis hijos, les dije lo que pasaba y me volví a meter contigo.

Allí, los dos solos, te pedí perdón por haber regañado contigo y haberte llamado pesado más de una vez, porque hablabas cuando quería oír la televisión. También te dije que te quería mucho, pero tú ya no me oías. Me senté a tu lado y te daba besos, con la mano cogida.

Al poco llegó tu hijo y estuvimos allí. También entraron Sonia, Sami y Raúl para despedirse de ti, estuvieron un ratito y se salieron con mamá. Cuando tu hijo se salió un rato, entró tinín también para estar allí un rato contigo. A mí me dio un pequeño mareo, las enfermeras me dijeron que era normal por los nervios y que saliera a tomar una coca-cola. Cuando me repuse un poco, te di un beso y salí, y casi detrás de mí salió tu hijo para decirnos que ya había acabado todo.

Nos metimos todos menos mamá y Raúl, que preferían recordarte como antes.

La verdad que cuando nos dejaron pasar a la habitación, porque antes te habían arreglado un poco, yo me impresioné un poquito, pues la expresión de tu cara ya había cambiado, estabas más blanco, pero la verdad es que todos te llenamos de besos para despedirnos de ti.

Al poco las enfermeras nos dijeron que te tenían que llevar para arreglarte y llevarte al tanatorio.

La Nona dijo...

Ya sabes, papá, que no dejo que se me note mucho mi estado de ánimo, por eso aunque yo hablo poco de ti, tú sabes desde allí donde estés, que me acuerdo mucho de todo lo que hacíamos y de nuestras regañetas.

Pero quiero decirte que te quiero mucho y que nunca te olvidaré.

A mis dos niñas, Iara y Noa, cuando decimos algo de ti, se lo decimos como si estuvieras todavía aquí con nosotros.

Bueno creo que ya me he desahogado un poco, cuando lo necesite lo haré otra vez. Hoy es día 9 de septiembre y mañana día 10 será el segundo año que ya no estás aquí.

TE QUIERO MUCHO Y NUNCA TE OLVIDARÉ.

MUCHOS BESOS ADONDE ESTÉS.

Tu hija

9-9-09

Se me olvidaba decirte que Sami se ha casado con Susana, una chica buena y muy guapa, pero sobre todo que le quiere mucho. Tiene un hijo de 19 años, David, que también es muy buen chico, aunque no sé qué tal os llevaríais pues es forofo del Atlético de Madrid y tú eras muy del Real Madrid. Bueno, que te hubiera gustado haberlos conocido papá.

La Nona dijo...

10-9-09

Hola, papá.

Sólo quería decirte que hoy hace ya dos años que nos dejaste silenciosamente, cosa rara en ti que siempre tenías una protesta que hacer, y la verdad no sé porqué no protestaste entonces, a lo mejor todavía estabas aquí con nosotros.

Todos los días aún te veo, quieto y sin decir nada en el tanatorio.

Bueno, que sepas que en nuestro corazón siempre estarás con nosotros.

Muchos besos fuertes de todos.

Tu hija.

Sonia dijo...

Nona, yo sé que en el fondo eres muy parecida al abuelo, nuestro lelo, por eso regañabais tanto, por eso es difícil saber lo que sientes a veces, y como te sientes, por eso aunque sea a través de este blog que creé para la familia, tengo que decirte que a ti también te queremos todos un montón y aunque a veces seas igual de cascarrabias que el lelo no por eso dejamos de quererte y de estar pendientes de ti siempre, por lo menos yo, tu hija, y mis hermanos sé que también.

Ese día cuando llegué al hospital, entré en la habitación y estabas tú con el lelo de la mano, yo sé que digan lo que digan los médicos él aún nos sentía, yo me acerqué a su oído y le dije cuanto le quería y noté, no es broma, que dio un pequeño suspiro, yo sé que me oyó y sé que oyó, hasta que nos dejó, a todos los que entramos a despedirnos de él.
La verdad es que siempre he pensado que se fue como había vivido, sin darnos mucha guerra a ninguno, bueno excepto a la yaya que era la que se encargaba de todo con él, pero nunca le gustó salir de su casa ni hacer ningún ruido, bueno excepto sus protestas pero esas no eran tampoco para tanto, y así se fue, rápido, sin molestar, de un día para otro.
Lelo, te queremos y te llevamos en el pensamiento siempre.

 
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