Sólo se ve bien con el corazón, lo esencial es invisible a los ojos.




martes, 5 de mayo de 2009

Mirar bonito




Había un hombre que tenía 4 hijos.

El buscaba que ellos aprendieran a no juzgar las cosas tan rápidamente.

Entonces los envió a cada uno por turnos, a visitar un peral que estaba a gran distancia.

El primer hijo fue en Invierno, el segundo en Primavera, el tercero en verano y el cuarto en otoño.

Cuando todos ellos habían ido y regresado él los llamó y juntos les pidió que describieran lo que habían visto.


El primer hijo mencionó que el árbol era horrible, doblado y retorcido.

El segundo dijo que no, que estaba cubierto con brotes verdes y lleno de promesas.

El tercero no estuvo de acuerdo, él dijo que estaba cargado de flores, que tenía aroma muy dulce y se veía muy hermoso, era la cosa más llena de gracia que jamás había visto.

El último de los hijos no estuvo de acuerdo con ninguno de los otros, él dijo que estaba maduro y marchitándose de tanto fruto.



Entonces el hombre les explicó a sus hijos que todos tenían razón, porque ellos sólo habían visto una de las estaciones de la vida del árbol.

Él les dijo a todos que no deben juzgar a un árbol, o a una persona, por sólo ver una de sus temporadas, y que la esencia de lo que son, el placer, regocijo y amor que viene con la vida puede ser sólo medida al final, cuando todas las estaciones han pasado.



Si os dáis por vencidas ante el invierno, habréis perdido la promesa de la primavera, la belleza del verano y la satisfacción del otoño.
No dejéis que el dolor de una estación destruya lo bueno del resto.
No juzguéis la vida solo por una estación difícil.


Aguantad con valor las dificultades y malas rachas porque luego disfrutaréis de los buenos tiempos.

Sólo el que persevera encuentra un mañana mejor, princesas.

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